Unos minutos de reflexión...
Quisiera compartir la serie de experiencias muy singulares que viví este fin de semana en Concepción.
Lo primero es el reencuentro con las raices. Entiendo, que al igual que un árbol, he sido transplantado de lugar en lugar, dejando atrás la tierra que me vio nacer. Como parte del símil puedo recordar el duro invierno de haber dejado un día mi familia y amigos para echar raices en una tierra que no conocía. He vivido también algunos otoños algo transitorios y en esos tiempos he botado lágrimas como hojas, lágrimas que han ayudado a la limpieza del alma dejando espacio a nuevas hojas. Cada hoja un nuevo sentimiento, una nueva persona, una nueva oportunidad de crecer, amar y aprender.

La primera experiencia del fin de semana se relaciona con el reencuentro con los viejos amigos de la infancia. La vida nos ha llevado por distintos caminos pero reunirnos ha sido como volver a aquellos días donde solo importaba correr detrás de una pelota de fútbol (o cualquier cosa que se le pareciera), inventar una nueva expedición al fin del mundo (que para nosotros se traducía en alejarnos solo algunas cuadras de nuestras casas) y correr...solo por la libertad de correr...porque eso son los niños, mucha libertad.

Mi recuerdo es para Pedrito, un gran amigo al que la vida ha golpeado muy duro. Me impresiona su fortaleza y transparencia. Uno puede ver en sus ojos de hombre adulto la misma mirada de niño bueno, esforzado. Probablemente no leas estas líneas pero te envío un gran abrazo y que Dios te bendiga siempre.

La segunda experiencia me ocurrió el Domingo en la misa donde recordamos el fallecimiento de mi suegro un año atrás. Estar en una iglesia capuchina me hizo recordar la belleza de una comunidad, la importancia de la comunión entre los hombres y sobretodo el incondicional amor que Dios tiene por mí. El evangelio hablaba de aquella anciana que dio lo que no tenía y luego escuché con gran atención la homilía de un sacerdote capuchino. Pero no pude contener la emoción al eschuchar esta canción:

...Yo, tengo un gran amor, el corazón me late sin parar, hay uno que me ha dicho te amo de verdad...Jesús mi amor, mi gran amor... mi dulce paz...